martes, septiembre 22, 2009

BITCH

Mi primera vez aquí no fue tan diferente, siempre sombrío y lluvioso, aunque en aquella ocasión desde Berlín me había llenado de ronchas a causa del sol; 42 grados y ni si quiera la cerveza Dab me ayudaba para combatir esa sensación de “picor” en la piel, de todas formas bebía y bebía aún cuando mis problemas estomacales no estaban controlados, la ranitidina se burlaba de mi, sin embargo, en aquel tiempo me importaba menos mi salud. Ahora, estoy ya tan jodido, que de todas formas a largo plazo me doy cuenta que mi estómago explotará, y no me he preocupado por la alergia que me ha invadido por la picadura de chinches. Antes del viaje, mis impulsos cedieron y me fui con una puta, sí, la misma que semanas antes me rechazó. Por supuesto que no me iba a decir que no pagando, no le importó que solo le pidiera que se desnudara y se acostara junto a mi, al menos parece que mi soliloquio no le molestó, a mi tampoco sus senos firmes y grandes. Las putas se cuidan, no dejan que su “instrumento” de trabajo se joda, en cambio a muchas de las que les he llamado putas se han convertido en carnes flácidas, y no basta el “amor” para seguir con ellas; desde hace unos cinco años el “amor” no me ha interesado.

En mi primera vez aquí Alana me recibió, no puedo quejarme, el Londres sombrío se mejoro con ella, aunque fuese solo unas semanas llenas de Carlsberg, peleas, match de football y todo sin compromisos, ni si quiera tenía que comunicarme con ella en inglés. Mierda, ahora si, estoy solo, con dinero casi prestado y gastándolo en ESB, London Porter, Guinness o Hobgoblin, espero regresar en un mes al espantoso DF, las ronchas de las chinches siguen aunque ya he tratado con corticoides y antihistamínicos, no creo que “mi puta” no quiera otra hora de soliloquio, sin embargo, quitaré esas sábanas color café y entre cerveza y cerveza revisaré mis brazos en busca de esos animalillos que viven de la sangre; son capaces de vivir un año sin comer… y yo no puedo ya estar un mes sin “mi puta”. Las chinches también saben lo que quieren.

martes, septiembre 08, 2009

FULHAM ROAD

Aislado en un bar de Fulham Road, vuelvo a leer aquel “libro improvisado” que le di a Ayesha, se que nunca podré reponerme, por eso me subí a un avión casi sin ganas, solo con la esperanza de re-encontrarme de nuevo con historias, solo con ganas de una pinta de cerveza más; a nadie le molesto aquí… igual me ven raro, pero después de tres o cuatro cervezas no les interesa quién o qué esté en la barra bebiendo como ellos pero sin ser uno de ellos. Hay que ganarse el respeto con una pinta tras otra de cerveza; lo se, no hago nada extraordinario, siempre acostumbro a beberme tres so cuatro six de kloster y entre cada botella un vasito de jwalker red label con hielos. Ebrios en todos lados hay, pero yo tan insignificante con un gorra de tecate y un jersey del barca que ni imaginan de que nacionalidad soy. No se que puedo parecerles, aunque cuando digo thanx se dan cuenta que lo último que pisé antes de abordar el avión ha sido el tercer mundo; la puta ciudad de México con sus cantinas caras sin buena cerveza, claro, exceptuado el salón Vizacaya y los desparecidos: Orizaba, Kloster y el Nivel. Por lo menos aquí en cualquier calle la cerveza va directa del barril al vaso, con eso me es suficiente.

Vengo a enterrar cualquier opción de seguir escribiendo, aunque sea poco y malo como últimamente. Vengo a tirar al Támesis la última muestra de apego, aunque se que desgraciadamente para mi, no hay nada más que escribir; siempre la misma historia, dando y dando vueltas. No obstante, tengo ganas de escribirle a una puta, ella si sabe lo que quiere… ja, yo solo quería pagarle el cuarto y sus servicios para platicar, por supuesto me rechazó. Esperaba a Sandra a las afueras del metro pino suárez, después de unos 20 minutos una chica me reclamó.
------ Me espantas a los clientes, no puedes hacerte más para allá
------Solo espero a alguien, y aunque miro constantemente tu escote no impido que se acerquen a ti
-------Si, lo se, pero…por qué no mejor vamos al hotel… -----

Sentí una palmada en la espalda y era Sandra, y muy, muy pronto un potencial cliente se acercó a mi puta, fue el peor momento para que una mujer me diera una palmada. Hablamos lo suficiente, me pagó tres de barril y yo le retribuí con un par de libros del Borrachos Fest. Cerca de las 11 pm insistió en tomar un taxi y acercarme a casa, lo único que yo quería era ver de nuevo a esa puta, así que caminé rumbo a casa. Ja… todavía esperé más de 15 minutos para acercarme de nuevo a ella, ¡mierda! Solo potenciales clientes desfilaban y no me dejaban “hacer lo mió”. Por fin estuvo sola unos minutos.
------He regresado, prometo no espantar a tus clientes
------No importa, ya nadie quiere pagar por sexo, lo quieren gratis
-----Bueno, es más fácil ahora toparte con sexo que pagar por un culo
------jajaja… te das cuenta…
------Lo hago, ¿puedo preguntarte algo?
------Dime
------Podemos vernos alguna vez , pero que no involucre tu trabajo, es decir…
------Noooo, conmigo es solo trabajo, no me puedo dar el lujo de aventuritas
------No quiero una aventura, solo beber contigo y hablar
------¡No!
------Cuánto cobras
------200 más 140 del hotel
------Bien, vamos, solo quiero platicar…
-----¡Nooo! Nada de cosas “extrañas”, solo sexo
-----Está bien, no te espanto más a tus clientes, cuídate
------Tu igual, aquí estoy cada sábado, esperando a cualquiera
------Me voy, adiós… ------
Retomé rumbo a casa y me di cuenta que las putas saben lo que quieren. Lamento haberle llamado puta a alguna que otra mujer con la que he salido. Nunca han sabido lo que quieren.

Aquí seguiré en Fulham Road, aislado, dándome cuenta que no soy capaz de ni siquiera hacer que una puta duerma conmigo…

sábado, septiembre 05, 2009

ULTIMOS TRAGOS

Estoy tan solo y ebrio, de repente suena ebtg con canciones de hace más de 4 años; y eso me hace recordar cuanto ha pasado sin que el apego “cerveza-locura” se esfume. Recuerdo cuántas veces en el auto sonaba single y Ayesha me decía donde estacionarme; estoy hasta la madre de mis clichés y demás actitudes, solo se que extraño esos días con Ayesha; quise contactarla por hi5 y nunca contestó mis mensajes. El que esté redimida no le da derecho a romper mis viejos recuerdos donde ella subía al auto y todo se transformaba. No importaba si era una pizzería, una taquería o las cubetas de cerveza en la roma, pero estaba Aye, con su mirada perdida a través de la cerveza y los fármacos. Aún existía la Kloster en República de Cuba, y todos la miraban, a ella no le importaba porque viajaba entre cerveza y benzodiacepinas; aquel día fue de los últimos, al amanecer no quiso que la llevara a su casa en mi viejo auto. Tomó un taxi y meses después no la volví a ver. Es cierto, la extraño, y después de cinco años se que su pérdida me jodió lo que resta de mi vida. Nada ha funcionado después de Aye, ni los reencuentros con ex´s, ni el sexo, ni las chicas intelectuales… se que no va a funcionar. Nadie tiene esa figura y forma de beber de Aye. Seguro me iré a la tumba añorando esos meses, seguro, en mi vida no existirá una mujer “adecuada”, llena de cerveza tanto como yo.

En estos años he salido con chicas ninfómanas, con intelectualoides, con las que me olvidan rápido, con chicas comunes tan solas como yo. Sin embargo, me he sentido perdido, no sería capaz de hacer algo por ellas más que esperar 30 min en un andén del metro. No se si Aye tenga algo de culpa, solo necesito estacionarme en cualquier calle de neza, dormir en su cuarto y sentir a la gatita blanca entre nosotros. Se que no lo hay, no lo habrá, solo existe una mujer de senos como de magnolias y ahora está redimida, con una mejor vida que la que yo le hubiese podido dar.

martes, septiembre 01, 2009

7 ELEVEN

Nunca pasé un cumpleaños con ella, ni si quiera se si le agradaba la idea de festejar, nunca hablamos de eso, ni siquiera cuando tuvimos que ir “al rescate” de su Madre a quien el viejo cutlass le había jugado una mal momento. Y en eso terminó su día de cumpleaños;con toda la familia dentro del spirit, y bien comentaron después que yo manejaba como taxista, es que no tengo remedio, me es imposible controlar mis impulsos tras un volante. Eso fue lo más cercano a una celebración familiar, bueno, además de los festejos diciembre-enero que no fueron impedimento para nuestra rutina de cervezas y días juntos.

Ayesha sabía en que 7 eleven vendía vino californiano; estaba cerca del mix up de la zona rosa, comprábamos un par y lo bebíamos en el auto o en el metro. Solo nos miraban extrañamente pero no nos importaba, compartíamos el mini disc player + el tinto californanio. Nunca más después de dejar de ver a Aye fui a ese 7 eleven, no tengo idea si siguen vendiendo ese tinto, he encontrado carlsberg, heineken de 500 mil, miller y bud, pero en ningún 7 eleven de la ciudad me he encontrado con un tinto. Tampoco he vuelto a ir al mix up de la zona rosa; en mi adolescencia me la pasaba los fines intentando rescatar algún cd de jazz o decidirme por algún tape-single de 20 pesos. Hice una buena colección de sencillos, desde el rush de Paula Abdul, hasta el enter sandman de Metallica, sin embargo, ahora no se dónde han quedado, deben estar en alguna caja de galletas ritz arrumbada entre toda esta maraña de cosas que son como una dimensión desconocida en casa.

Desde que Ayesha se fue, recordaba los 17 de julio como si hubiese celebrado un cumpleaños con ella o pasado una tarde en un homenaje por la muerte de John Coltrane. He estado recordando lo del 7 eleven, lo del tinto, lo de aquella gata blanca que se parece mucho a la pequeña hoolligan que hace un par de meses llegó toda flaquilla a casa… lo recuerdo todo, lo hago con cierta añoranza, pero ya no con fervor y dolor; es cierto que Ayesha se llevo todo de mi, no he recuperado la inmunidad ante el alcohol, no he recuperado mi escritura, no he tenido ya recorridos brutales-emotivos en auto. Se que no recuperaré ni tendré de nuevo cualquiera de esas situaciones, aún así, le recuerdo... y bastante bien, y no tan amargamente como parecería.